22 maneras de contar la misma historia
- María Lucía Medina

- 11 jul 2019
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 25 feb 2020
Tengo exactamente 22 maneras de contar la misma historia y no importa qué palabras utilice o quién la está escuchando, siempre empieza y termina igual. Proclamamos victoria del amorío e idilio que tuvimos. Aún recuerdo esas 21 canciones que me cantaste bajo la luz de la luna y las 20 botellas de vino que entre risas y llantos compartimos los últimos meses. 19 cigarrillos te vi fumar cuando las crisis empezaban y justo cuando más sentía que te perdía nuestro amor parecía fuerte; y ahora, con tanta vida, un trabajo y una familia pareciese que se desvanece cada lazo que con fervor decidimos construir. Cuando todo esto comenzó te habría dado 18 cartas y tú me habías prometido amor de 17 maneras distintas junto a las flores que nos acompañaba en cada encuentro. Nunca para nosotros faltaron esos 16 besos que contamos mientras disimulamos la risa y la pena tras una taza de café barato o un helado de limón o chocolate. Para ese momento cualquier parque se había vuelto un lugar perfecto para vernos y como adultos ocupados o niños sin permiso la espera del reencuentro pasando el día 15 se hacía eterna mes a mes. Muchos alardeaban de lo ingenuos que fuimos, muchos refutaron el amor que había nacido, muchos ayudaron a arruinarlo porque no parecía digno merecer tanto tiempo después un amor de los 14 años . Aún así, a pesar de los tropiezos buscamos una casa y 13 segundos de canción eran suficientes para llegar a la puerta. ¿Recuerdas cómo llegar ahí? Muchas cosas habrían pasado por nuestra cabeza todos estos años muchas oportunidades perdimos por ingenuos, y venciendo al tiempo y la probabilidad no perdimos el rumbo. Habremos conocido al menos 12 personas interesantes cada uno, ninguna lo fue tanto, por eso sin importar quien osara a cambiar las cosas le bastaban 11 citas para marcharse de ahí. Todo parece vuelve a la normalidad, 10 minutos de charla profunda, unas lágrimas y mil recuerdos hermosos edifican nuevamente esto que somos. Vamos a tomar una ducha juntos, hagamos el amor, durmamos pegaditos y esperemos que la luz del día nos despierte en la mañana. Cada fin de semana nos daban las 9, luego un delicioso desayuno, compartimos el café y la semana seguía su rumbo. Cada noche a las 8 me encerraba a escribir mientras tú versionabas alguna canción que hizo otro; nunca me cantaste "yo no quiero ser recuerdo" de Elvira Sastre y yo jamás te escribí palabras dignas de armonía. Aún así siempre fuimos el artista favorito del otro y pasados los 7 días de la semana gozamos de tenernos nuevamente a plenitud. Perfectos en el sabotaje la vida nos puso pruebas, el caos golpeó la puerta, la distancia, el trabajo y las metas lejanas que nos pusimos se mecieron con los vientos fuertes de los objetivos no cumplidos y 6 palabras cambiaron de nuevo la conversación "Perdón, hoy no tuve suficiente tiempo " y ahí fue cuando todo marchitó. La rutina seguía igual, el amor parecía el mismo, pero aunque quisiera negarlo de 5 años me sentía; más caprichosa, más exigente, más frustrada. Los amigos no ayudaron, ni las fiestas ni el alcohol, esta vez no conté los cigarrillos ni el vino consumido solo me ahogué profundamente en 4 canciones y 3 fotos que teníamos. Así, sin pedir permiso y sin pedir perdón los dos nuevamente nos volvimos uno.





Comentarios