'Café con galletitas'

Cómprame un café -me dijo en el pasillo, mientras se acercaba a besar mi mejilla-. Algunas veces los 'hola' no me salen, sonreí y cerré un poco mis ojos en tono de saludo. Fue inevitable no empezar a pensar en cuantas veces nos cruzamos al día, ni siquiera había notado cuanto me gusta su voz.

Con sonrisa cínica y burlesca le dije -no veo que vendas nada- mientras mi mente pensaba en café con galletitas. Bastaron unos segundos de silencio y un par de miradas cómplices para que salieran las sonrisas. En la oficina común hay una cafetera, suele estar medio vacía, con café frío y sin colar, fuimos con nuestros pocillos, de esos grandes y en un par de sillas altas hablamos del trabajo, ¿les ha pasado? Cuando los silencios se hicieron largos las intimidad se volvió tema de conversación, un poco de esto y aquello, un par de chistes y el doble sentido hicieron que ese café no supiera tan mal.

Encuentros como estos, miles.

Anécdotas por contactarnos, todas.

Él ahora trae café en un termo y yo cargo galletas por si lo vuelvo a ver en el pasillo.