Esta vez me quedé viéndole
- María Lucía Medina
- 29 abr 2019
- 2 Min. de lectura
Sin haberlo planeado tanto estuvo frente a mí.
Esta vez me quedé viéndole, esta vez detallé cada fragmento de su mirada, me perdí en sus ojos oscuros notando que estaba detallando cada milímetro de mis labios.
Nuestra respiración parece hacerse unísona mientras nos abrazamos y ahora más cerquita pude verle mejor. Fue cuestión de parpadear para que saliera esa sonrisa coqueta, bastaron 30 segundos para querer lanzarme a su boca y no me alcanzará la vida para reponer todo el tiempo que no le he estado mirando.
Mientras veía cómo el mundo desaparecía se me hizo agua la boca y me temblaron las manos, mi corazón latía tan fuerte que sentía que golpeaba su pecho. Estábamos los dos entrelazados, tan juntos como quiere verse aquel que desea a otro, y en ese momento, justo ahí, salió de nuestra boca un suspiro de satisfacción. Nuevamente me quedé mirándole y como quien toca el cielo recorrí su piel; dejé que me sintiera cerca e hicimos de ese encuentro la mejor melodía.
No necesitamos palabras, no hay vocablo en el lenguaje que describa aquel momento y esta vez fuimos el uno del otro convirtiéndonos en un recuerdo memorable.
Permítame decirle todo aquello que por muchos meses he callado, permítame recordar esa última vez que nos vimos, permítame revivir ese momento de magia.
Ojos cafés como los suyos que cuando brillan parecen deslumbrar al mismo sol; sonrisas tenues de medio lado con esa respiración vibrante y su piel caliente...
Esta vez me quedé viéndole y vi más allá. Logré por un momento ver sus miedos y deseos y cuando alcancé entender lo que quería, más aún que eso, vi que estaba yo.
¿Qué más podría pedir?

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